jueves, 7 de mayo de 2009

Sacre Coeur et Montmartre





Mi primer recuerdo de Montmartre se remonta a un verano de 1988. Era un día caluroso del mes de julio, un domingo. Me dirigía a Leck a un curso de verano y decidí hacer una parada en París.

Llegué al amanecer cuando la ciudad aún no se había despertado. Dejé mis maletas en consigna y me dispuse a disfrutar ligera de equipaje. Comencé por un paseo por los Campos Elíseos, el sol comenzaba a brillar con fuerza bajo el cielo azul. Los transeuntes aún no se habían despertado, la ciudad olía a libertad, el aire se hacía aún más transparente y los edificios se alzaban majestuosos recortando sus siluetas grises sobre el fondo azul. Se presentaba un día lleno de luz, color y calor.

El desayuno lo recuerdo bien, acababan de abrir el pequeño café y me senté a contemplar el despertar de la ciudad unos minutos. Tras él, me encaminé hacia el Museo de Orsay, un museo dedicado a las artes plásticas del siglo XIX y especialmente famoso por sus fondos del impresionismo.

El museo se encuentra establecido en la antigua estación de ferrocarril de Orsay y alberga pintura realista, impresionista y postimpresionista, escultura, artes decorativas, fotografía, cine y arquitectura, obras todas ellas pertenecientes al fondo del Museo del Louvre, cuyas salas exhiben el arte anterior hasta el romanticismo.

Pasé la mañana gozando de sus pinturas, su forma, su calor y su sombra. Subí a la terraza desde la que se contempla una bella vista de París y mientras mi corazón se expandía intentando abrazar la ciudad escribía una poesia tratando de plasmar ese mágico momento de libertad.

Por la tarde, acudí y subí en funicular. En los siglos XIX y XX, Montmartre era un lugar innovador de la pintura,recibiendo artistas como Pissarro,Toulouse-Lautrec, Steinlen, Van Gogh, Modigliani, Picasso... Tratando de que sus calles, sus rincones, sus jardines, me transmitieran parte de la vida de sus artistas, parte de la mirada con que ellos veían la belleza que les rodeaba....... me zambullí en Montmartre.

Mi ojo no abarcaba la efusión de contrastes... los toldos de los distintos puestos abarrotaban de color la plaza de "Tertre", los artistas se aglomeraban en torno a sus obras y personas de diferentes procedencias nos deleitábamos con ellas, mientras varios pintores nos ofrecían un retrato... mi corazón respiraba creatividad y alegría.

Me deleité paseando por sus callejas, por las casas de antiguos artistas y el atardecer me sorprendió con el Sacre Coeur que se alzaba en la colina espléndido. Decidí entrar y contemplarle en silencio.

A continuación, me entusiasmé contándole lo que había visto y mis sueños de juventud y comprendí que Montmartre se había convertido en mi rincón preferido de París. Creo que ahora entiendo el por qué. Ese lugar poseía mucho de lo que yo más amaba.

Veinte años más tarde, acudí a Montmartre de nuevo. Era invierno y la noche se sumaba a la tranquilidad que allí se alumbraba. La ausencia de ruido y de gente sugerían algo íntimo. El Sacre Coeur resplandecía solemne.... me sobrecogió y emocionó... mi vida pasó ante mi en unos instantes.....lloré...

Hoy deseo regresar con el alma en calma... contarle que he comprendido la diferencia entre ser bohemio y creativo...... estética y belleza.... tener y ser.. alegría y Felicidad... emancipación y Libertad.

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