lunes, 4 de mayo de 2009
Nubes
Me gustan las nubes, no el cielo nublado. El cielo azul también pero sin ellas perdería parte de su magia.
De pequeña cada año me aprendía esa lección en concreto, con avidez. Me gusta distinguir su altura, si están cerca o lejos de la tierra. En ocasiones las veo altas, otras veces parece que se puede levantar la mano y llegar a ellas, como en Alemania del Norte.
Su forma, si son cirros, estratos, cúmulos, nimbos... sus combinaciones. Su color, dependiendo de cómo las ilumine la luz del sol. Su movimiento, si están estáticas o moviéndose por el viento.
Hoy, simplemente me continúan fascinando y contemplo cómo se introducen en un lienzo sin límite con sus infinitas formas.
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