viernes, 20 de marzo de 2009

Benedicto XVI en el continente africano



Estos días he ido siguiendo la visita de Benedicto XVI al continente africano. Me han gustado sus declaraciones. Me han hecho plantearme de nuevo a través mi fe y sobretodo de mi razón los retos a los que nos invita.

Parte de lo que han transmitido los medios, lo recojo aquí:

La educación en la responsabilidad de las personas en el uso de la sexualidad y con la reafirmación del papel esencial del matrimonio y de la familia. La investigación y la aplicación de los tratamientos eficaces del Sida poniéndolos a disposición del número más amplio de enfermos a través de muchas iniciativas e instituciones sanitarias. La asistencia humana y espiritual de los enfermos de Sida como de todos los que sufren, que desde siempre están en el corazón de la Iglesia.Tantas veces, ante sufrimientos atroces, la sencilla presencia, la oración y la ternura “pueden hacer más que muchos discursos”; por eso Benedicto XIV alienta a ayudar a cargar con la cruz ajena, como hizo Simón de Cirene con Jesús."

“José es, en la historia, el hombre que dio a Dios la mayor prueba de confianza”; “queridos padres y madres de familia”, “¿confiáis en Dios, que hace de vosotros los padres y las madres de sus hijos de adopción? -preguntó-. ¿Aceptáis que Él pueda contar con vosotros para transmitir a vuestros hijos los valores humanos y espirituales que habéis recibido y que les permitirán vivir en el amor y en el respeto de su santo Nombre?”.

A su llegada a un país azotado recientemente por años de guerra civil, Benedicto XVI ha lanzado a los angoleños un fuerte llamamiento a su implicación en la paz y entendimiento de los pueblos: “¡No os rindáis a la ley del más fuerte!”; con la fe y la razón “no os será difícil reconocer en el prójimo a un hermano” “con los mismos derechos humanos fundamentales”.

Todo este panorama no representa en absoluto una fatalidad inevitable, sino que “más que nunca debemos esperar contra toda esperanza”, exhortó Benedicto XVI. E insistió: “Firmes en la esperanza contra toda esperanza: ¿no es una magnífica definición del cristiano?”.

A través de mi razón no puedo estar mas acuerdo con lo que dice, a través de lo que experimento cada día desde mi realidad. Lo que creo que nos ocurre en ocasiones es que deseamos cumplir esos objetivos sin el esfuerzo que conllevan, dejando de ser muy humanos. Nos planteamos lo fácil, las soluciones a corto plazo para satisfacer nuestros deseos y olvidamos que las soluciones definitivas se encuentran a largo plazo, poniendo medios eficaces a corto y medio plazo y eso no son los condones precisamente, ni el aborto, ni el olvidarnos de los que sufren de enfermedades de cuerpo, mente o alma.

Para Benedicto XVI la solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero una humanización de la sexualidad, esto es una renovación espiritual y humana que lleve a un nuevo modo de comportarse unos con otros, y segundo, una verdadera amistad sobre todo para las personas que sufren, la disponibilidad, también con sacrificios y con renuncias personales, a estar con los que sufren.

Alguien me puede convencer desde la razón de otra cosa?

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